Dios me sostiene. La perdida de un ser querido

Escrito el 25/08/2016
Andrea Ravenna


Agradezco al Señor haber encontrado a la comunidad Al tercer Día por medio de la radio, ellos me enseñaron cada mañana a salir del desaliento. Desde el año 2003 comencé a sintonizar los programas Un nuevo día y Feliz que creíste. Fui escribiendo en mi agenda las palabras que daban y las explicaciones, eso fue alimentando mi corazón y levantándome. Me alentaban a no tener miedo, a no bajar los brazos, a tener un sueño, a cómo hacer crecer de a poquito ese sueño, pasa a paso y perpetrarme a compartirlo con quien pueda alentar en ese sueño, y nos invitaban a convertirnos en promotores de sueños. Aprendí a orar, amar la palabra, a tener sed de ella, a buscar las respuestas y enseñanzas del Señor, a conocer sus promesas, en confiar e ir tras ellas. Por ejemplo Mt. 20: el Señor salió a contratar obreros, nunca es tarde porque Dios va a venir en la última hora de tu vida (así me sentía yo) Dios vendrá a contratarte, a darte otra oportunidad, Dios no te va a dejar tirado, desocupado en la plaza de tu vida. Con el Señor siempre tendrás una nueva oportunidad. No hay que decir fracasé, no mirarlo, mirar solo al Señor. Hay que decir: Dios vendrá a contratarme para ser trabajador en su viña. Así nos alentaba Renée, y así fue que conseguí trabajo, estaba tan mal que no tenía plata para tomar un colectivo e ir a las reuniones. Con mi primer sueldo pude ir al taller de los miedos, organizado ´por ellos, en febrero del 2005, fui para acompañar a una amiga que sufría de pánico de salir a la calle, yo creía no tener ninguno , me sorprendió , me mostró a cuantas cosas le tenía miedo. Me dio la gracia de poder abrazar sin miedo de sentir afecto y dar al otro sin quedarme dura en el intento. Comencé a ir a los retiros mensuales y el Señor me sorprendía en cada uno con su amor, me sanaba de cosas que ni sabía que tenía ocultas. Me fui colmando de PAZ y AMOR. Me maravillaba en la ronda de testimonios de lo que hacía en mis hermanos. En el retiro de setiembre de 2008, en la misa que celebró el padre Jorge López, cuando terminó de consagrar, sentí que del cáliz salió un flechazo que impactó en mi corazón y me llenó de una infinita alegría, era tanta que no entraba en mi ser. La semana siguiente fue muy espacial, el sábado 4/10 a las 7hs me avisan que mi hijo había sufrido un accidente y que tenía que ir a la policía, mi hijo había muerto. El Señor me había preparado para ese momento, sentí la fuerza de la oración de la comunidad, sentí una gran paz y fortaleza, cada abrazo era el mismo SEÑOR que me abrazaba, cada palabra que me decía un hermano, mi corazón se derretía de amor. Mucha gente dice que para la muerte de un hijo no hay palabras, yo digo que el SEÑOR es la PALABRA y con ella BASTA. Actualmente voy a los retiros como coordinadora y el SEÑOR me sigue sorprendiendo con cada hermano, como lo levanta, lo sana dejando que EL entre en su corazón. Agradezco nuevamente al SEÑOR por haberme dado la perseverancia en estos años, y permanecer en esta comunidad e ir creciendo juntos en FE, ESPERANZA, AMOR, ALEGRÍA, PAZ. Un abrazo, Paz y Bien! Andrea