Comencé a leer Moviendo Montañas en mis vacaciones, no comprendía mucho de que se trataba el ayuno, hasta que viví la experiencia, y mis oraciones de cada día fueron teniendo el poder del “Espíritu Santo”.
Los miedos que padecía, al realizar las oraciones de liberación que están en el libro, fueron desapareciendo. Realizando las oraciones de sanidad, sentí en mi cuerpo la Presencia de Dios, y estando sola en mi casa caí al piso, como si alguien me impusiera las manos, con la diferencia que no había nadie más que yo. Me encontraba físicamente sola, pero La Presencia de Dios, Jesucristo estaba ahí sanando mis heridas. .
En las oraciones de “heridas emocionales” que tiene el libro, sentí que mi esposo era también curado y liberado de sus heridas y maldiciones generacionales.
Mientras rezaba, siempre sentí la Presencia del Espíritu Santo que se manifestaba físicamente, …. En mis lágrimas, en aquella fuerza que me hacía caer. Comprendí la importancia del ayuno, su poder y que realmente se pueden mover montañas.
Analía Dovis