Recuperar lo perdido.

Escrito el 03/09/2021
José Ferrúa

Recordaba el tiempo en el que me encontré con Dios y sentí su Presencia en mi vida, a partir de ahí hubo un cambio y deseé de todo corazón seguirlo, Jesús me cautivó y me enamoré de Él y nunca más me aparté de sus pasos. A las pocas semanas de haber tenido esa experiencia estábamos en un grupo de servidores de la Renovación, con mucho Fuego; teníamos pasión por encontrarnos con Dios, por ir a cada encuentro, a cada retiro, por hacer viajes … Desde ese tiempo hasta hoy, he tenido momentos de desánimo. Y quiero hablar de eso: de cuando por circunstancias de la vida ese Fuego que “incendia a todo el mundo” se entibia.

  En 2 Reyes 6,1-7: “La comunidad de profetas dijo a Eliseo: ‘La sala donde nos reunimos a escuchar es demasiado estrecha para nosotros. Vayamos hasta el Jordán. Allí tomaremos cada uno un poste y haremos una sala donde podremos sentarnos’. Él respondió: ‘Vayan’. Pero uno de ellos le dijo: ‘Por favor, accede a venir con tus servidores’. ‘Iré’-respondió él. Y se fue con ellos. Cuando llegaron al Jordán se pusieron a cortar los árboles, pero a uno de ellos, al derribar un poste, se le cayó el hacha al agua. Entonces lanzó un grito diciendo: ‘¡Ay, mi señor, el hacha era prestada!’ El hombre de Dios dijo: ‘¿Dónde cayó?’ Él le mostró el lugar y Eliseo partió un pedazo de madera, lo arrojó allí y el hacha salió a flote. Luego dijo: ‘Levántala’. El discípulo extendió la mano y la recogió’.” Quiero referirme a los que comenzaron el Camino de Dios con Fuego en sus corazones, pero en el transcurso de los años de servicio en su Comunidad o en la parroquia, se dieron cuenta de que ese sueño de transmitir la Palabra se fue apagando. Posiblemente te esté pasando algo así, que estés desanimado, que actúas por inercia porque ya es habitual, … pero el Fuego ya no existe, y ahora lo haces simplemente porque estás comprometido, hablas de Dios pero tu corazón está vacío, tu vida de oración tal vez es prácticamente nula, vas a misa por costumbre y sin deseo, … has dejado EL PRIMER AMOR. ¿Te has preguntado si puedes recuperar eso que se te ha perdido? La palabra acá nos demuestra que sí; todos corremos este riesgo de perder el afán de servir al Señor. Este joven de la Lectura, cuando pierde su herramienta, lo primero que hace es “gritar”: “¡Ay, mi señor, el hacha era prestada!” Es un grito de angustia, de preocupación; él estaba haciendo, como vos y como yo, LO CORRECTO; estaba sirviendo en una Comunidad que iba creciendo, porque aquí dice que no les alcanzaba el espacio donde se reunían, tenían que agrandarlo y por eso fueron a buscar leños.

  A veces, en el Servicio, podemos perder el entusiasmo, aún poniendo empeño en agradar a Dios; entonces nos sacude el hecho de descubrir que lo que hacemos no da frutos; “estoy cortando árboles pero sin filo en el hacha” … Pablo le dice a Timoteo: “Reaviva el don de Dios que has recibido por la imposición de manos” (2 Timoteo 1,6). Ése era el deseo del apóstol: “¡No te quedes, entusiásmate!” Eliseo y Pablo tenían el hacha bien afilada.

  Después de mucho tiempo nos reunimos todos los Servidores de “Al Tercer Día” y fue como un “afilar el hacha”. Fue muy fructífero, volvimos a encender ese Fuego, nos entusiasmamos nuevamente, recibimos muchas Gracias-el vernos a los ojos, hablarnos “a la distancia” ya que conservamos el protocolo establecido, … -; adoramos al Señor con el Ministerio de Música, recibimos el Mensaje Divino, y fue muy alentador. ¿Por qué digo que Eliseo tenía el hacha bien afilada? Porque él INMEDIATAMENTE actuó: instantáneamente preguntó “¿Dónde cayó?”. Él transmitió esto: “¿Cuál es tu problema? ¿Qué te sucede? ¿En qué puedo servirte?” Eliseo no lo avergonzó ni lo condenó, sino que le quiso decir “hay salida para tu dificultad”, “estoy acá para ayudarte”, “no está todo perdido”, estoy interesado en lo que te sucede, estoy a tu disposición, … Cuando cualquiera tiene una dificultad como la tuvo este joven y encuentra una persona como Eliseo, como un maestro o un superior que se pone a la par, se siente aliviado. Ese “Eliseo” es el “Servidor” que sin título de “servidor”, en cualquier lugar y momento, puede demostrarle al Señor que es una persona de FE con sensibilidad.

  Dios no sólo está en las grandes dificultades-que conmueven y desestabilizan-, sino también en las pequeñas cosas cotidianas-, y suele mandar una persona especial que brinda ayuda. Quiero decirte que no es tan catastrófico “perder el hacha”, me ha pasado a mí y seguramente a todos; no debemos sentir que no hay salidas. Lo importante es saber qué pasos damos para esto, ¿cómo hacemos para recuperar lo que hemos perdido? El joven se dio cuenta de lo que le pasaba y sólo gritó pidiendo ayuda: en nuestro andar tras los pasos de Jesús, todos necesitaremos de alguien que camine a nuestro lado; y también nosotros podemos ser de ayuda para los demás. La próxima vez que pierdas tu hacha o su filo, busca a alguien en quien confiar y no te desanimes. El problema aparece cuando no la recuperamos; no hay que realizar esfuerzos “en la carne”-que no dan frutos-, hay que soltar y acudir al Señor, Él sabe de nuestras debilidades y desea que recuperemos el hacha y el filo de esa hacha. Él no quiere que te sientas culpable, sino que lo llames, que clames … “Clama a Mí y Yo te responderé” (Jeremías 33,3). Desea devolverte el Fuego y el Amor Apasionado que has tenido por su Reino; desea que seas sincero, que abras tu corazón; porque ocultar agrava la situación: debemos darnos cuenta de cuándo la “luz roja” comienza a prenderse-como en un auto, lo parás y ves cuál es el contratiempo-. Dice en Salmo 46,11: “Paren y reconozcan que YO SOY Dios”, ¡me encanta esto! He tenido que parar muchas veces y reconocer que Él es mi Dios y que lo que hago no da resultado. Mi esposa ha sido mi “Eliseo” muchas veces y me ha ayudado a encontrar mi hacha.

  Dios quiere vernos fuertes, no desea vernos enredados en desánimos: si le pides con todo tu ser que te devuelva esa pasión y ese Fuego que perdiste, Él usará a personas y lo necesario para restaurar lo perdido, porque “el hacha” no desaparecido, está en el lugar donde se te cayó, tienes que ubicarla, y Dios colocará una persona como Eliseo que tirará un palo y podrás alcanzarla. Lo más probable es que el hacha ya haya estado floja y este joven fue descuidado: ¿dónde descuidaste la pasión por el Señor? ¿dónde perdiste el deseo de servirlo? ¿dónde dejaste que la tibieza te contaminara? ¿Te atrajeron más las cosas del mundo que las cosas de Dios? ¿dónde cayó tu hacha? Si estás dispuesto a invertir tiempo con el Maestro, te digo que ÉL ES EXPERTO EN ENCONTRAR COSAS PERDIDAS y en restaurar vidas abatidas y desesperanzadas. Te aliento a que te unas con Él en oración, en ayuno, a que busques algo que te conmueva y retomes el hacha afilada, ora por esa situación, extiende tu brazo y recógela.

  No puedo prometerte que no se apagará el Fuego en tu vida, pero sí te aseguro que nunca es demasiado tarde para recuperarlo, podemos volver al tiempo en que nos apasionaba todo lo de Dios. En Proverbios 24,16 dice: “Porque el justo, aunque caiga siete veces se levantará”. Pedimos a Dios que derrame una Gracia Especial; que el Poder, el Amor y la Misericordia de Nuestro Señor Jesucristo se derramen en tu vida, que puedas extender en este momento tu brazo para recoger el hacha bien afilada y continuar la Obra que Él te ha mandado hacer. “Gracias, Señor, porque tu Palabra siempre nos edifica; Tú no te olvidas de tus hijos, aunque caigamos siete veces nos levantaremos. María Santísima, te pedimos que ruegues por nosotros para que seamos Imagen de tu Hijo y también como Tú, que en los momentos difíciles siempre le dijiste “SÍ” y gracias a Ti se cumplieron sus Promesas”. 

  Que Dios te bendiga.