Día 32

Escrito el 20/03/2021
AL Tercer Día

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Juan 7, 40-53

En aquel tiempo, algunos de entre la gente, que habían oído los discursos de Jesús, decían:

«Este es de verdad el profeta».

Otros decían:

«Este es el Mesías».

Pero otros decían:

«¿Es que de Galilea va a venir el Mesías? ¿No dice la Escritura que el Mesías vendrá del linaje de David, y de Belén, el pueblo de David?».

Y así surgió entre la gente una discordia por su causa.

Algunos querían prenderlo, pero nadie le puso la mano encima.

Los guardias del templo acudieron a los sumos sacerdotes y fariseos, y estos les dijeron:

«¿Por qué no lo habéis traído?».

Los guardias respondieron:

«Jamás ha hablado nadie como ese hombre».

Los fariseos les replicaron:

«También vosotros os habéis dejado embaucar? ¿Hay algún jefe o fariseo que haya creído en él? Esa gente que no entiende de la ley son unos malditos».

Nicodemo, el que había ido en otro tiempo a visitarlo y que era fariseo, les dijo:

«¿Acaso nuestra ley permite juzgar a nadie sin escucharlo primero y averiguar lo que ha hecho?».

Ellos le replicaron:

«¿También tú eres galileo? Estudia y verás que de Galilea no salen profetas».

Y se volvieron cada uno a su casa.

Reflexión:

 Meditando en este Evangelio en el que no habla directamente Jesús, pero sí se manifiesta la opinión de las personas que se movían en su entorno. Los guardias del templo estaban comisionados para arrestar a Jesús, pero no pudieron porque ellos quedaron también fascinados por su enseñanza. Estos hombres habían escuchado infinidad de veces a los mejores oradores del judaísmo, sin embargo, manifestaron a los sacerdotes y fariseos “jamás hombre alguno ha hablado como este hombre” Así que, a pesar de la reprimenda que sabían que iban a tener, no pudieron dejar de admitir su admiración por Jesús en el informe que dieron al Sanedrín. Tenían la sensación de que había algo sobrenatural en Él y se encontraron impotentes para llevarle preso. Realmente este Evangelio nos muestra que Jesús se dejó aprender en el tiempo establecido, porque Él siendo Dios tenía infinitos recursos para impedirlo. Todos sabemos que un policía no tiene que cuestionar las órdenes de su superior, es que la Voz que hablaba era la del Rey de reyes, y ellos lo percibían.

  Los doctores de la ley de ese momento tanto como los fariseos y los escribas tenían el mismo problema, que podemos llegar a tenerlo hoy nosotros si no estamos alertas y expectantes por obedecer a Jesús, el único Maestro al que debemos escuchar en primer lugar. El deseo de tener una doctrina rígida está en directa proporción con nuestra imposibilidad de oír realmente la Voz de Dios. Es fundamental estar en capacidad de reconocer su Voz para que podamos recibir su Revelación, aun cuando ésta contradiga nuestra formación tradicional. Debo tener una permanente actitud de novicio. Convertirnos en “expertos” es lo que muchas veces nos incapacita para aprender cosas nuevas que nos quiere enseñar el Espíritu Santo..