Día 17

Escrito el 05/03/2021
Al Tercer Día

Evangelio del día

Lectura del santo evangelio según san Mateo 21, 33-43, 45-46

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo:

«Escuchad otra parábola:

“Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos.

Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.

Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’.

Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’.

Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron.

Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”».

Le contestan:

«Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo».

Y Jesús les dice:

«¿No habéis leído nunca en la Escritura:

“La piedra que desecharon los arquitectos

es ahora la piedra angular.

Es el Señor quien lo ha hecho,

ha sido un milagro patente”?

Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».

Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.

Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

Reflexión:

 Creemos que como Iglesia no estamos exentos de esta demanda que nos hace este Evangelio. Dejar de ser servidores y creer que somos dueños, apropiarnos de alguna forma de Dios; de esta manera creemos dejar a muchos fuera del Amor y las Misericordias de Dios. Porque vamos a misa, recibimos los sacramentos, estamos en instituciones parroquiales, Movimientos o grupos puede parecernos que Dios es más de nosotros que de los que no hacen lo que nosotros hacemos. Esta Palabra nos confronta. El Papa Francisco en “Laudato” llama a la Tierra la “Casa común” que habitamos 7 millones de personas que a diario caminamos, es de Dios y nosotros somos sus administradores, no sus dueños.

 A continuación, pondremos un párrafo de un mensaje del P. Germán Lechini, sacerdote Jesuita y director del centro Manresa que pertenece a la Pastoral juvenil y vocacional de la Compañía de Jesús en Argentina y Uruguay:

 “Seguro que conocemos la hermosa canción <Entré a mi pago sin golpear>, en su estribillo escribe Carlos Carabajal: < la vida me han prestado y tengo que devolverla, cuando el Creador me llame para la entrega…>. Pues bueno, estas coplas resumen muy bien el Evangelio de hoy donde Jesús viene a recordarnos por medio de una parábola dos cosas fundamentales: 1) que Dios nos ha encargado a cada uno nuestra propia viña, y 2) que no podemos apropiárnosla, que no debemos olvidar que nuestra vida, que toda vida es puro don, puro regalo de Dios…

El Señor quiere que, en este contexto de Cuaresma de conversión, no olvidemos que nuestra viña y sus frutos son de Él, … Siguiendo con testimonios musicales, permítanme citar al gran guitarrista clásico español, fallecido a fines del siglo xx, Narciso Yepes. Él cuenta de manera muy hermosa cómo aconteció su conversión. Narciso se convierte a partir de una pregunta que irrumpe con fuerza e inesperadamente en su vida: “¿Qué estás haciendo?" Dicha pregunta la sintió muy hondo en la conciencia y en el corazón un día que, acodado en un puente del río Sena en París viendo el fluir del río pasar, se sintió interpelado a propósito de su propia vida. “Qué estás haciendo con tu propia vida?” Esa pregunta gatilló su conversión y nosotros podríamos traducirla hoy como “¿Qué estás haciendo con la viña que Dios te regaló?” Desde aquel día, cuenta nuestro músico, que buscó instrucción religiosa, se acercó a la Iglesia, volvió a los Sacramentos, en fin, se convirtió…Pero todavía más, sintió que su vida y su arte ya no le pertenecían. Dice Narciso Yepes bellamente: “Desde aquel día ya no busco el aplauso, es más, me sorprende cuando me lo dan…Desde aquel día, para quien toco realmente es para Dios. Y desde aquel instante no hay nada en mi vida, ni lo más trivial ni lo más serio en lo que yo no cuente con Dios” ….

Continúa este sacerdote al final de su mensaje diciéndonos: “Si en verdad queremos vivir una Cuaresma profunda y de corazón convertirnos, debemos permitir que esta pregunta golpee nuestro corazón: ¿Qué estoy haciendo con la vida (la viña) que Dios me encomendó?”

También agregaríamos nosotros, que no debemos olvidar que la viña es de Dios (nuestra vida) y en esta Cuaresma queridos hermanos llevémosla a sus pies de una manera nueva y renovada. ¡Que así sea!