Semana 2
Acercar la presencia de Dios a nuestros seres queridos, perdonar, pedir perdón,
hacer de nuestro cuerpo y nuestra mente un templo para que Dios habite.
Día 13 / 15 de diciembre:
Realizamos la oración diaria.
Recuerdo los motivos por los que estoy ayunando.
Palabra de Dios:
2 Timoteo 2:8-15
Acuérdate de Cristo Jesús, descendiente de David y resucitado de entre los muertos, según mi evangelio. Por él sufro hasta llevar cadenas como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada. Por eso lo soporto todo por el bien de los elegidos, para que también ellos alcancen la salvación que se nos dio en Cristo Jesús y participen de la gloria eterna. Una cosa es cierta: si hemos muerto con él, también viviremos con él. Si sufrimos pacientemente con él, también reinaremos con él.
Si lo negamos, también él nos negará. Si somos infieles, él permanece fiel, pues no puede desmentirse a sí mismo. Recuerda a tu gente estas cosas y diles insistentemente en nombre de Dios que dejen las discusiones de palabras, que no son de ningún provecho y desconciertan a quienes las escuchan. Trata de que Dios pueda contar contigo; sé como obrero irreprensible, experto en el manejo de la palabra de la verdad.
Reflexión:
Muchas veces creemos que ser cristianos se trata de ser perfectos, de nunca equivocarse, de nunca caer. Y mientras hacemos las cosas bien, avanzamos; pero al tener un error, al equivocarnos, nos alejamos de Dios, de la Iglesia, de la comumidad, de las personas que queremos y de las que nos hacen bien. El apóstol Pablo era uno de los apóstoles más formados y estaba bajo la unción del Espíritu Santo. Muy cuidadoso en sus palabras, escribió:” Trata de que Dios pueda contar contigo”. Dice que tenés que dar lo mejor de vos aunque no siempre te salga; que tenés permiso para equivocarte, pero siempre intentando hacer lo que Dios te pide. Tengo que dar lo mejor que pueda y entregarme al máximo, porque si reconozco a Dios, Él me reconocerá y si lo niego, Él me negará.
Si sufrimos pacientemente lo que Él nos pide, entraremos en su Gloria. Dios permite que pasemos por procesos que nos mejoran en la vida. La diferencia es que si pasás por un duro proceso de transformación por hacer la Voluntad de Él, Él te dará la gracia para soportarlo. Así que, ¡ámimo!, aunque la tarea parezca difícil, la paga es maravillosa.