Día 11 / 13 de diciembre

Escrito el 13/12/2021
Renée y José Ferrúa

Semana 2

Acercar la presencia de Dios a nuestros seres queridos, perdonar, pedir perdón,

hacer de nuestro cuerpo y nuestra mente un templo para que Dios habite.

 

Día 11 / 13 de diciembre:

Realizamos la oración diaria.

Recuerdo los motivos por los que estoy ayunando.

 

Palabra de Dios:

 

Juan 6:47-69

En verdad les digo: El que cree tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Sus antepasados comieron el maná en el desierto, pero murieron: aquí tienen el pan que baja del cielo, para que lo coman y ya no mueran. Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo. El que coma de este pan vivirá para siempre. El pan que yo daré es mi carne, y lo daré para la vida del mundo.” Los judíos discutían entre sí: “¿Cómo puede éste darnos a comer carne?” Jesús les dijo: “En verdad les digo que, si no comen la carne del Hijo del Hombre y no beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre vive de vida eterna, y yo lo resucitaré el último día. Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él. Como el Padre, que es vida, me envió y yo vivo por el Padre, así quien me come vivirá por mí. Este es el pan que ha bajado del cielo. Pero no como el de vuestros antepasados, que comieron y después murieron. El que coma este pan vivirá para siempre. Así habló Jesús en Cafarnaún enseñando en la sinagoga. Al escucharlo, cierto número de discípulos de Jesús dijeron: “¡Este lenguaje es muy duro! ¿Quién querrá escucharlo?” Jesús se dio cuenta de que sus discípulos criticaban su discurso y les dijo: “¿Les desconcierta lo que he dicho? ¿Qué será, entonces, cuando vean al Hijo del hombre subir al lugar donde estaba antes? El espíritu es el que da vida, la carne no sirve para nada. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida. Pero hay entre ustedes algunos que no creen.”

Porque Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían y quién lo iba a entregar. Y agregó: “Como he dicho antes, nadie puede venir a mí si no se lo concede el Padre.” A partir de entonces muchos de sus discípulos se volvieron atrás y dejaron de seguirle. Jesús preguntó a los Doce: “¿Quieren marcharse también ustedes?” Pedro le contestó: “Señor, ¿a quién iríamos? Tú tienes palabras de vida eterna. Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios.”

 

Reflexión:

 

El hombre natural no acepta las cosas del Espíritu de Dios, pero hermana/o, si estas leyendo esto es porque el Señor te eligió, y te muestra un nuevo camino a seguir.

 

Naciste con un propósito, cuanto mas alinees tu vida con la voluntad de Dios, mas cerca estas de conquistar grandes cosas, salvarte a vos y a tu familia, pero también transformar el mundo que te rodea, hacerlo un lugar mejor, cuando la presencia del Señor se quedo en la casa de Obed Edom todo floreció, todo prospero, y toda una familia se enamoró de esa Presencia.

 

El Espíritu Santo, esta deseoso de habitar tu mente, tu cuerpo, tu familia, tu casa, tu salud, tu trabajo, tu economía, y hacer prosperar todo, pero es necesario conocer lo que Jesús nos pide para preparar ese lugar donde el quiere habitar, no dejemos de formarnos escuchando hablar de él (Así que la fe viene del oír, y el oír, por la palabra de Cristo. Romanos 10,17), buscarlo en la oración, en la lectura de la biblia, en los sacramentos y sobre todo en la eucaristía.