Semana 2
Acercar la presencia de Dios a nuestros seres queridos, perdonar, pedir perdón,
hacer de nuestro cuerpo y nuestra mente un templo para que Dios habite.
Día 8 / 10 de diciembre:
Realizamos la oración diaria.
Recuerdo los motivos por los que estoy ayunando.
Palabra de Dios:
“Con María, servidores de la esperanza”.
“María, Madre del Pueblo, esperanza nuestra”.
San Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.»
Y la dejó el ángel.
Reflexión:
Muchas veces nuestros corazones necesitan perdonar a nuestra madre o nuestro padre, el dolor y el recuerdo de cosas pasadas no nos dejan avanzar en la vida, debemos buscar en nuestros corazones, recorrer nuestra vida y sacar todo dolor. Sino podemos hablar con nuestra madre o nuestro padre, porque no los tenemos presentes o no sabemos cómo hacerlo, acerquémonos a María, ella no solo es un camino recto a Jesús, también es un modelo de amor, de fortaleza, y una hermosa persona que nos restaura el amor, y como dice San Maximiliano Kolbe “Nunca tengas miedo de amar demasiado a la Virgen. Jamás podrás amarla más que Jesús”.
Oración:
Escrita por San Juan Bosco.
Dios todopoderoso y eterno, que, con la ayuda del Espíritu Santo, preparaste el cuerpo y el alma de María, la Virgen Madre, para ser digna morada de tu Hijo; al recordarla con alegría, líbranos por su intercesión de los males presentes y de la muerte eterna. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
La bendición de Dios Todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y permanezca para siempre. Amén.