Día 39. Sábado de MILAGROS

Escrito el 09/01/2021
Al Tercer Día

Marcos 10:22-31

Al oír esto se desanimó totalmente, pues era un hombre muy rico, y se fue triste. Entonces Jesús paseó su mirada sobre sus discípulos y les dijo: "¡Qué difícilmente entrarán en el Reino de Dios los que tienen riquezas!" Los discípulos se sorprendieron al oír estas palabras, pero Jesús insistió: "Hijos, ¡qué difícil es entrar en el Reino de Dios!" Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja que para un rico entrar en el Reino de Dios. Ellos se asombraron todavía más y comentaban: "Entonces, ¿quién podrá salvarse?" Jesús los miró fijamente y les dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque para Dios todo es posible. Entonces Pedro le dijo: "Nosotros lo hemos dejado todo para seguirte. Y Jesús contestó: "En verdad les digo: Ninguno que haya dejado casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o campos por mi causa y por el Evangelio quedará sin recompensa. Pues, aun con persecuciones, recibirá cien veces más en la presente vida en casas, hermanos, hermanas, hijos y campos, y en el mundo venidero la vida eterna. Entonces muchos que ahora son primeros serán últimos, y los que son ahora últimos serán primeros.

 

Catecismo

2660. Orar en los acontecimientos de cada día y de cada instante es uno de los secretos del Reino revelados a los “pequeños”, a los servidores de Cristo, a los pobres de las bienaventuranzas. Es justo y bueno orar para que la venida del Reino de justicia y de paz influya en la marcha de la historia, pero también es importante impregnar de oración las humildes situaciones cotidianas. Todas las formas de oración pueden ser la levadura con la que el Señor compara el Reino.

 

163 La fe nos hace gustar de antemano el gozo y la luz de la visión beatífica, fin de nuestro caminar aquí abajo. Entonces veremos a Dios «cara a cara» (1 Co 13,12), «tal cual es» (1 Jn 3,2). La fe es, pues, ya el comienzo de la vida eterna:

«Mientras que ahora contemplamos las bendiciones de la fe como reflejadas en un espejo, es como si poseyésemos ya las cosas maravillosas de que nuestra fe nos asegura que gozaremos un día» ( San Basilio Magno)

 

2727 También tenemos que hacer frente a mentalidades de “este mundo” que nos invaden si no estamos vigilantes. {…}

 

2728 Por último, en este combate hay que hacer frente a lo que es sentido como fracasos en la oración: desaliento ante la sequedad, tristeza de no entregarnos totalmente al Señor, porque tenemos “muchos bienes”, decepción por no ser escuchados según nuestra propia voluntad; herida de nuestro orgullo que se endurece en nuestra indignidad de pecadores, difícil aceptación de la gratuidad de la oración, etc. La conclusión es siempre la misma: ¿Para qué orar? Es necesario luchar con humildad, confianza y perseverancia, si se quieren vencer estos obstáculos.

 

Twitter del Papa Francisco @Pontifex_es (16 feb. 2016)

A rezar se aprende, como aprendemos a caminar, a hablar, a escuchar. Dime cómo rezas y te diré cómo vives.

 

Twitter del Papa Francisco @Pontifex_es (24 ago. 2020)

Rezar es dejar que Dios nos mire por dentro sin fingimientos, sin excusas, sin justificaciones; porque del diablo vienen la opacidad y la falsedad, de Dios la luz y la verdad.

 

REFLEXIÓN:

Muchas personas, al igual que el joven rico, desprecian la mejor parte porque se han acostumbrado a la manera que siempre han hecho las cosas, no esperan nada mejor. La ignorancia de este joven rico, creemos que fue su peor pecado... desconocer que estaba frente al Creador de todas las riquezas inimaginables y decirle que no podía dejar las suyas para seguirlo. Podríamos decir ¡qué tremendo este joven lo que hizo! Pero la triste realidad es que muchas veces hemos hecho lo mismo al desconocer el Plan de Dios para nosotros y querer hacer el nuestro, porque en él nos sentimos en una zona de confort. Jesús dice que le es más difícil entrar a un rico en el Reino de Dios que pasar un camello por el ojo de una aguja…; en realidad, Jesús no sólo habla de los ricos en dinero, sino de aquéllos que desprecian el Plan de Dios por sus propios planes y conceptos. Sienten que no tienen que aprender nada más de Dios, se sienten ricos con lo que creen que saben.  Lamentablemente, lo que recibiremos estará directamente relacionado a cómo creemos y lo que esperamos. Si deseamos que Dios haga lo extraordinario, entonces tendremos que comenzar a creerle por cosas mayores. Hace unos años estábamos en condiciones económicas bastante difíciles, teníamos el sustento de un empleo, (José) con un sueldo medianamente bueno,  pero  queríamos desarrollarnos más en nuestro trabajo y en nuestro apostolado. Por supuesto el empleo de 8 horas diarias consumía mucha parte de nuestro tiempo disponible, y llegó el momento que decidimos, después de orar y ayunar, dar el salto: renunciar a ese empleo (que también sabemos que vino de Mano de Dios para una época de nuestra vida) pero no nos fue fácil. Pero estábamos limitando a Dios. Es posible que ahora, tal vez, Él te quiera abrir a otra posibilidad, pero nosotros mismos podemos ser el agente de limitación a lo grande que Dios tiene para darnos.

Creer que Dios tiene más para nosotros es el primer principio para avanzar. Hay una antigua historia de la ranita que nació en un pozo. La ranita pensaba… “la vida no puede ser mejor”… pero un día miró hacia arriba y percibió la luz que entraba, se subió por la pared, y lo primero que vio fue un estanque, era mil veces más grande que el pozo, caminó un poco más y descubrió un lago enorme, siguió avanzando y descubrió el océano. En el pozo había creído tenerlo todo, pero lo que tenía era solo una gota del océano comparado a lo que Dios quería que disfrutara.

El sueño que Dios tiene para nuestras vidas es mucho mayor que lo que cada uno puede imaginar.  En ocasiones, somos como esta ranita... encerrados en nuestro pequeño pozo. Por eso, como leíamos en el Catecismo, todas las formas de orar, aún por las cosas cotidianas, nos llevan a ver como dice San Basilio Magno… ver las bendiciones de la fe como reflejadas en un espejo, como si ya poseyéramos las cosas maravillosas que nos asegura gozaremos un día.

No nos conformemos a la mediocridad, vayamos por más en todas las áreas de nuestra vida. Tengamos sueños más grandes. Ensanchemos la visión. Vivamos una vida llena de expectativas, hagamos lugar en nuestra manera de pensar para las grandes cosas que Dios quiere hacer. Nuestros mejores días están por delante. Dios desea hacer más cosas de lo que nosotros podemos pedir o imaginar (Efesios 3,20), pero recordemos  que es según el poder que mora en nosotros.  Salgamos de la zona de confort, no nos quedemos satisfechos con las glorias pasadas. Dios tiene más para cada uno de nosotros. Si le creemos recibiremos cosas superiores y mejores, tal vez tengamos que romper algunas barreras del pasado. ¡Pero claro que valdrá la pena! ¡Dios es nuestro Creador y Proveedor, y sus recursos no tienen límite! Cualquier cosa es posible para Él, Él puede hacer lo que sea si nosotros simplemente dejamos de limitarlo en nuestra mente.

 

Hoy voy a Pedir perdón por:

Hoy Voy a Dar Gracias Por:

En Oración voy a pedir:

 La gracia de no limitar a Dios con mis pensamientos y argumentos.