Día 37. Jueves por la Comunidad

Escrito el 07/01/2021
Al Tercer Día

Colosenses 2:16-23

Por tanto, que nadie los venga a criticar por lo que comen o beben, por no respetar fiestas, lunas nuevas o el día sábado. Tales cosas no eran más que sombras, mientras que lo real es la persona de Cristo. No permitan que se lo quiten quienes vienen con una religión muy temerosa y que sirven a los ángeles. En realidad sólo hacen caso de sus propias visiones y se inflan con sus propios pensamientos, en vez de mantenerse en contacto estrecho con aquel que es la cabeza. El mantiene la unidad del cuerpo entero por un conjunto de nervios y ligamentos y le da firmeza haciéndolo crecer según Dios. Si ustedes han muerto con Cristo y así se han liberado de los reglamentos del mundo, ¿por qué se dejan adoctrinar ahora como si todavía fueran del mundo? No tomes esto, no gustes eso, no toques aquello. Siempre se trata de cosas que se usan, se desgastan y desaparecen, lo que es propio de mandatos y doctrinas de hombres. Todo eso quiere ser sabiduría, religión, humildad y desprecio del cuerpo, pero no sirve de nada cuando la carne se rebela.

 

Efesios 4:11-16

Y ¿dónde están sus dones? Unos son apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y maestros. Así prepara a los suyos para las obras del ministerio en vista de la construcción del cuerpo de Cristo;" hasta que todos alcancemos la unidad en la fe y el conocimiento del Hijo de Dios y lleguemos a ser el Hombre perfecto, con esa madurez que no es menos que la plenitud de Cristo. Entonces no seremos ya niños a los que mueve cualquier oleaje o viento de doctrina o cualquier invento de personas astutas, expertas en el arte de engañar. Estaremos en la verdad y el amor, e iremos creciendo cada vez más para alcanzar a aquel que es la cabeza, Cristo. El hace que el cuerpo crezca, con una red de articulaciones que le dan armonía y firmeza, tomando en cuenta y valorizando las capacidades de cada uno. Y así el cuerpo se va construyendo en el amor.

 

Catecismo

794. Él provee a nuestro crecimiento: Para hacernos crecer hacia él, nuestra, Cristo distribuye en su Cuerpo, la Iglesia, los dones y los servicios mediante los cuales nos ayudamos mutuamente en el camino de la salvación.

 

795 Cristo y la Iglesia son, por tanto, el "Cristo total". La Iglesia es una con Cristo. Los santos tienen conciencia muy viva de esta unidad:

«Felicitémonos y demos gracias por lo que hemos llegado a ser, no solamente cristianos sino el propio Cristo. ¿Comprendéis, hermanos, la gracia que Dios nos ha hecho al darnos a Cristo como Cabeza? Admiraos y regocijaos, hemos sido hechos Cristo. En efecto, ya que Él es la Cabeza y nosotros somos los miembros, el hombre todo entero es Él y nosotros [...] La plenitud de Cristo es, pues, la Cabeza y los miembros: ¿Qué quiere decir la Cabeza y los miembros? Cristo y la Iglesia» (San Agustín).

"Nuestro Redentor muestra que forma una sola persona con la Iglesia que Él asumió" (San Gregorio Magno)

"La Cabeza y los miembros, como si fueran una sola persona mística" (Santo Tomás de Aquino)

Una palabra de Santa Juana de Arco a sus jueces resume la fe de los santos doctores y expresa el buen sentido del creyente: "De Jesucristo y de la Iglesia, me parece que es todo uno y que no es necesario hacer una dificultad de ello" (Juana de Arco).

 

Twitter del Papa Francisco @Pontifex_es (19 ene. 2016)

«El Evangelio nos llama a hacernos "prójimos" de los pobres y los abandonados, para ofrecerles una esperanza concreta»

 

REFLEXIÓN:  

La Biblia no es un libro de Matemáticas que nos permite seguir una fórmula una y otra vez y obtener el mismo resultado. Las Escrituras nos enseñan a vivir según los designios divinos pero la Palabra es Viva y nos da a cada situación, tal vez con el mismo pasaje, una respuesta diferente.  Porque como no es Matemática, el leer la Biblia es también un Encuentro con el Amado, es relacional, es tratar con los principios del Reino, es tener una relación íntima con el Rey de Reyes- como leíamos recién en las citas bíblicas y en el Catecismo-, Cristo es la Cabeza y nosotros, la Iglesia, sus miembros. Aquellos que son impulsados por el logro de sus objetivos egocéntricos por encima de la relación con Dios, entrarán en un lugar de frustración. Dios no es nuestro siervo, sino que nosotros somos sus servidores. Todo es diferente cuando entendemos esto, nos transformamos en personas agradecidas por el privilegio de servirle en su Reino.

Nuestros puntos de vista cambian cuando aprendemos a considerar que somos servidores del Rey de reyes. Cada pequeña bendición es en realidad una gran bendición. Nada se da por sentado. Y no sólo eso, en realidad encontramos a este maravilloso rey que nos aparta y que nos dice que Él nos considera amigos. ¡Impresionante! Un resultado inimaginable: el Rey de la Gloria nos llama “sus amigos”. Todo lo que Él hace por nosotros o a través de nosotros, ahora es una ventaja. Él nunca desilusiona, ya que nuestras expectativas están en conocerle más. Y cuando las cosas no salen como oramos, planeamos o esperamos…, nos acercamos sabiendo que estar con Él es la única cura para un corazón lastimado.

 Dios responde siempre, siempre a nuestras súplicas; nos sirve como lo hizo con la toalla sobre su brazo para lavar los pies. Pero Él sigue siendo el Rey de Gloria. Él nunca decepciona cuando comprendemos el privilegio de servirle en su Iglesia y en las comunidades como a un amigo de confianza.

La imagen del Cuerpo es bellísima, los pies no le cuestionan a la Cabeza la orden de moverse hacia un lugar determinado, tampoco las manos,... y así debemos operar, en la obediencia absoluta a la Cabeza que es Cristo, Él jamás se equivoca y nos conducirá  en esa obediencia total al más maravilloso lugar de bendición impensado por nuestra pequeñez, aunque el camino no sea el que hayamos elegido nosotros en primera instancia. Él es el Rey de reyes y el Señor de señores, como dice la Palabra... Él hace que el Cuerpo crezca con una red de articulaciones que dan armonía y firmeza tomando en cuenta y valorizando las capacidades de cada uno, construyendo en el amor.  Cristo distribuye en su Cuerpo, la Iglesia, los dones y los servicios mediante los cuales nos ayudamos mutuamente en el Camino.

 Concluimos con esta frase de Homero: “Llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga”.   

 

 Hoy voy a Pedir perdón por:

Hoy Voy a Dar Gracias Por:

En Oración voy a pedir:

Querido Padre, gracias por tus promesas de vida, la esperanza brota en mi corazón a causa de ellas; pero hoy te pido, ayúdame a nunca usarlas contra Ti para obtener lo que quiero, sino a usarlas para que se cumplan tus propósitos en mí.