Génesis 1:28
Dios los bendijo, diciéndoles: "Sean fecundos y multiplíquense. Llenen la tierra y sométanla. Tengan autoridad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.
1 Corintios 11:11
Sin embargo, en el Señor, ni la mujer es independiente del hombre, ni el hombre independiente de la mujer.
Efesios 5:33
En todo caso, cada uno de vosotros ame también a su mujer como a sí mismo, y que la mujer respete a su marido.
Génesis 2:24
Por eso el hombre deja a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y pasan a ser una sola carne.
1 Pedro 3:7
Y ustedes, maridos, sean a su vez comprensivos en la vida en común. Sabiendo que sus compañeras son seres más delicados, y que ambos comparten la gracia que lleva a la vida, eviten las amenazas. Este será un buen medio para que Dios escuche lo que ustedes le pidan.
Cantares 7:1-13
¡Cuán hermosos son tus pies en las sandalias, oh hija de príncipe! Las curvas de tus caderas son como joyas, obra de manos de artífice. Tu ombligo, como una taza redonda que nunca le falta vino mezclado; tu vientre como montón de trigo cercado de lirios. Tus dos pechos, como dos crías mellizas de gacela. Tu cuello, como torre de marfil, tus ojos, como los estanques en Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; tu nariz, como la torre del Líbano que mira hacia Damasco. Tu cabeza te corona como el Carmelo, y la cabellera suelta de tu cabeza es como hilos de púrpura; el rey está preso en tus trenzas. ¡Qué hermosa y qué encantadora eres, amor mío , con todos tus encantos! Tu estatura es semejante a la palmera, y tus pechos, a sus racimos. Yo dije: "Subiré a la palmera, asiré sus frutos. ¡Sean tus pechos como racimos de la vid, el perfume de tu aliento como manzanas, y tu paladar como el mejor vino! Entra suavemente el vino en mi amado, como fluye por los labios de los que se duermen. Yo soy de mi amado, y su deseo tiende hacia mí. Ven, amado mío, salgamos al campo, pasemos la noche en las aldeas. Levantémonos temprano y vayamos a las viñas; veamos si la vid ha brotado, si se han abierto sus flores, y si han florecido los granados. Allí te entregaré mi amor. Las mandrágoras han exhalado su fragancia, y a nuestras puertas hay toda clase de frutas escogidas, tanto nuevas como añejas, que he guardado, amado mío, para ti.
Catecismo
1666. El hogar cristiano es el lugar en que los hijos reciben el primer anuncio de la fe. Por eso la casa familiar es llamada justamente "Iglesia doméstica", comunidad de gracia y de oración, escuela de virtudes humanas y de caridad cristiana.
2360. La sexualidad está ordenada al amor conyugal del hombre y de la mujer. En el matrimonio, la intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. Entre bautizados, los vínculos del matrimonio están santificados por el sacramento.
2363. Por la unión de los esposos se realiza el doble fin del matrimonio: el bien de los esposos y la transmisión de la vida. No se pueden separar estas dos significaciones o valores del matrimonio sin alterar la vida espiritual de los cónyuges ni comprometer los bienes del matrimonio y el porvenir de la familia.
Ciudad del Vaticano - 18 de septiembre 2018
Papa Francisco a los Jóvenes.
“La sexualidad, el sexo, es un regalo de Dios. No es tabú”, “Existen dos objetivos: amar y crear vida. Es una pasión, es el amor apasionado (…) El amor entre un hombre y una mujer, cuando es apasionado, lleva a dar vida para siempre, en cuerpo y alma”.
REFLEXIÓN:
Dios bendijo a Adán y a Eva diciéndoles: “sean fecundos y multiplíquense”. Lamentablemente ellos no supieron valorar esa bendición, (como nos ha sucedido muchas veces también a cada uno de nosotros), perdieron en la desobediencia, el regalo y la promoción que Dios les dio. Los deseos del “yo” egoísta cortaron la bendición.
Qué importante es saber, que cuando dejamos el altar después de recibir el sacramento del matrimonio, nos llevamos el tesoro más preciado: la bendita Presencia del Señor; ya no somos dos sino somos esa cuerda fuerte de tres hilos que dice Eclesiastés 4;12. El Señor Jesús viene con nosotros para fortalecernos en toda dificultad, Él viene para enseñarnos a ir por esa vida fecunda y a multiplicarnos, no sólo en la carne, sino también en el amor, en la fe, en la sabiduría; fundamental para vivir plenos en el matrimonio y en la familia.
En lo personal, siempre Dios nos asistió en todo momento cuando estábamos al borde de que nuestro matrimonio fracasara. Él nos hacía recordar que era parte de esa trenza de tres cuerdas y que si íbamos a su encuentro tendríamos sabiduría, amor, fe… para resolver cualquier situación. Hoy, con casi 50 años de matrimonio, nos damos cuenta de que no hubiéramos podido llegar siendo solamente dos cuerdas. Caminar tras los pasos del Señor Jesús, es aprender a hacer lo que Él hace, a decir lo que Él dice,… Él nos ha enseñado a morir para resucitar, y hemos tomado esto en nuestro matrimonio. Pudimos salir de momentos de desencuentros porque aplicamos este principio de morir para vivir lo mejor. Es difícil vivir en armonía cuando sólo queremos tener razón y nunca ponernos en el lugar del otro. Cuando no vencemos nuestra carne, nuestro “yo”, empiezan a aparecer los rencores, el rechazo, dejamos de valorarnos y cuidarnos. ¿Cuesta el morir? Sí, cuesta, claro que sí, pero tiene frutos de muchísima bendición. Cuando morimos a nuestros deseos, al querer tener razón siempre, no es que se sienta a dar la razón a la otra parte. Cuando se logra esto, la Presencia de Dios es más real y la atmósfera en el hogar cambia por completo. Podemos entrar en esa bendita Presencia de Dios para hacer acá en la Tierra la Voluntad del Padre como en el Cielo.
El ser sensible en el espíritu nos da mayor comprensión, estamos más cariñosos y atentos a lo que el otro necesita, podemos vencer la dureza del corazón para decirnos palabras cariñosas, expresarnos cuánto nos valoramos y necesitamos.
¿Qué significa tener sensibilidad espiritual? Significa caminar por la vida con una conciencia permanente de Dios. Para ser sensibles en lo espiritual, necesitamos saber cómo actuaría, hablaría y respondería Jesús a las situaciones de la vida que vivimos. En la 2° Pedro 3,18 nos da este mandato: “crezcan en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo”. Esto nos hace fuertes y nos da la plenitud; el amor crece, y crece la amistad, la confianza…, disfrutamos de estar y hacer cosas juntos y eso se transmite a nuestros hijos, podemos-como dice el catecismo- anunciar nuestra fe.
En realidad, en el seno de la familia muchas veces nos herimos mucho, y pareciera que los recuerdos negativos del pasado no nos dejan avanzar en la sanidad de las relación familiar, tanto de los esposos como con los padres o los hijos; también entre hermanos… ¡Pero qué saludable es si aprendemos a cambiar de canal!, como lo hacemos cuando estamos viendo algo en la televisión y no nos gusta, tomamos el control remoto y cambiamos de canal. Cambiar el canal cuando las cosas negativas lleguen a nuestra mente inesperadamente. Por desgracia, algunas personas ven estas experiencias negativas en la pantalla de su mente en lugar de cambiar rápidamente de canal, se sientan en una butaca como en el cine y reviven la película triste de los hechos dolorosos del pasado. Y claro… después están deprimidos, desanimados y con rencores.
Aprendamos a cambiar de canal. No permitamos que las emociones del pasado nos arrastren a la tristeza, mejor meditemos en las cosas buenas que Dios ha hecho en nuestras vidas y en las que podrá hacer si se lo permitimos.
Seamos agradecidos con Dios por cómo nos ha cuidado y protegido. Por su Gracia y su Favor, podremos tomar el mejor vino como los esposos de Caná de Galilea.
Hoy voy a Pedir perdón por:
Hoy Voy a Dar Gracias Por:
En Oración voy a pedir: Fe para creer que Dios hace nuevas todas las cosas, como lo dice Su Promesa; y que estemos al amparo de la familia de Nazaret.