Día 31. A Jesús por María.

Escrito el 01/01/2021
Al Tercer Día

Lucas 1:39-45

Por entonces María tomó su decisión y se fue, sin más demora, a una ciudad ubicada en los cerros de Judá. Entró en la casa de Zacarías y saludó a Isabel. Al oír Isabel su saludo, el niño dio saltos en su vientre. Isabel se llenó del Espíritu Santo y exclamó en alta voz: "¡Bendita tú eres entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!" ¿Cómo he merecido yo que venga a mí la madre de mi Señor? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de alegría en mis entrañas. ¡Dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor!"

 

Hebreos 10:35-39

Por eso no pierdan ahora su resolución, que tendrá una recompensa grande. Es necesario que sean constantes en hacer la voluntad de Dios, para que consigan su promesa. Acuérdense: dentro de poco, muy poquito tiempo, el que ha de venir llegará; no tardará. Mi justo, si cree, vivirá; pero si desconfía, ya no lo miraré con amor. Nosotros no somos de los que se retiran y pierden, sino que somos hombres de fe que salvan sus almas.

 

970 "La misión maternal de María para con los hombres de ninguna manera disminuye o hace sombra a la única mediación de Cristo, sino que manifiesta su eficacia. En efecto, todo el influjo de la Santísima Virgen en la salvación de los hombres [...] brota de la sobreabundancia de los méritos de Cristo, se apoya en su mediación, depende totalmente de ella y de ella saca toda su eficacia".

 

Imitemos de María:

Caridad solícita

Mucha gente piensa que hacer caridad con tu prójimo, no significa que deba esforzarse. Pero esta es una caridad defectuosa.

 

Para perfeccionar la caridad, no es suficiente solo desear traer el bien a nuestros hermanos. Necesitamos sacrificarnos por ellos. María estaba dispuesta a donar generosamente, como vimos en la historia de la prima visitante Isabel, cuando se apresuró a realizar actividades de caridad, porque Jesús era una caridad en su seno, esto la impulsó a servir.

 

Paciencia y fortaleza en el dolor

María fue la Madre que nos dio un verdadero ejemplo de paciencia y serenidad en el cumplimiento del plan divino (Heb 10,36). Ella, con un verdadero espíritu de fortaleza y paciencia, afrontó las penalidades de la vida… Así nosotros hemos de guardar paciencia en las dificultades y ejercer la fortaleza ante la calamidad.

 

Twitter del Papa Francisco @Pontifex_es (20 oct. 2020)

El “evangelio” del sálvate a ti mismo no es el Evangelio de la salvación. Es el evangelio apócrifo más falso, que carga las cruces sobre los demás. El Evangelio verdadero, en cambio, carga con las cruces de los otros.

 

REFLEXIÓN:

 Nos gusta María, Ella creyó sin comprender. A veces, lo que no sabemos es tan importante cómo lo que sí sabemos. La Palabra de Dios no aprecia la ignorancia, pero ennoblece la confianza. Ésta se demuestra en las circunstancias difíciles haciendo las preguntas correspondientes.  María hizo las preguntas correspondientes, pero jamás dejo de creer que así sería como Dios se lo manifestaba. En efecto, confiar significa tener certeza que aunque no comprendemos todo el Plan Divino, Dios es mayor que las evidencias circunstanciales que lo niegan. Esto es vital. Bajo estas circunstancias, recordar los propósitos de Dios es crucial. María tenía el conocimiento de que su prima Isabel estaba embarazada, no porque Ella hubiera tenido contacto con Isabel, sino porque le había sido revelado por el ángel Gabriel que en su vejez milagrosamente llegaba el niño tan esperado. Y así, preparó su viaje hasta los cerros de Judá y ahí en el encuentro de estas dos mujeres de fe, ambas tienen la evidencia de la Presencia de Jesús, ya que el niño en el vientre de Isabel saltó. ¡Qué seguridad nos da la Palabra de que la vida ya estaba en el vientre de ambas! ¡Qué ejemplo para tantas especulaciones y mentiras  que hoy escuchamos defendiendo la supuesta legalidad del aborto! Imaginamos la Gloria que se debe haber vivido en este encuentro… Ambas madres reciben impresionantes revelaciones del Espíritu Santo, Isabel le dice: ¿cómo he merecido yo que venga la Madre de mi Señor a visitarme? ¡Qué ejemplo nos da Santa Isabel con esta expresión!

¿Cómo he merecido yo que venga a mí la Madre de mi Señor? Con esta palabra llena de revelaciones que sólo el Espíritu Santo puede dar, nos preguntamos quién explicó a Santa Isabel que María llevaba en su seno al Señor de señores. ¿Quién le dio explicaciones al niño que estaba en el vientre de Santa Isabel que no pudo dejar de saltar de alegría y alabar al  Mesías que vivía en el seno de María? Por supuesto la Llenura del Espíritu Santo en los 4: Jesús, Juan, Santa Isabel y la Virgen Santísima.

 Luego esta expresión de Santa Isabel que le dice: “dichosa tú por haber creído que se cumplirían las promesas del Señor”, expresión que hacemos nuestra: dichosos somos también nosotros cuando creemos en las promesas de Dios, aunque las evidencias naturales nos digan lo contrario.

¡Bendito sea el Señor!  

 

Hoy voy a Pedir perdón por:

Hoy Voy a Dar Gracias Por:

En Oración voy a pedir:

 Padre Celestial, Tú elegiste a María como Madre de Jesús,  danos la gracia de aceptarla nosotros  también como Madre, que nos lleve a dar a luz a Jesús en cada área de nuestra vida.